lunes, 3 de mayo de 2010

“Si un juez sabe que depende del poder político, la facilidad para corromperse es mayor”


Dr. Manuel Atienza
Vicepresidente del Comité Ejecutivo de la Asociación Mundial de Filosofía Jurídica y Social, y Doctor Honoris Causa de la PUCP



Manuel Atienza Rodríguez es un destacado experto español en el campo de la filosofía del derecho. Es catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Alicante y firme promotor de la defensa de la ética en la profesión jurídica. Por su importante y amplio aporte al desarrollo de los estudios contemporáneos en filosofía del derecho, nuestra Universidad le confirió la distinción de doctor honoris causa. También participó como ponente en el seminario taller internacional El Rol de la Ética en la Justicia.

¿De qué se encarga la filosofía del derecho?
La filosofía de derecho trata de contestar las tres preguntas fundamentales del derecho: qué es el derecho, qué es o cómo construir una ciencia del derecho, y, la más importante, qué es la justicia. No se puede trabajar en el mundo del derecho, no se puede ser un jurista, sin tener alguna respuesta a esas preguntas.

¿Y la ética?
La ética es la disciplina que trata de contestar a la pregunta de cómo debe uno comportarse. Por eso, la teoría de la justicia es solo una parte de la ética referida al derecho. Una cosa es saber qué significa comportarse de manera ética y otra, cómo plasmar lo que debería ser el comportamiento ético en la realidad. En relación con los comportamientos más negativos de la ética como, por ejemplo, la corrupción, nadie tiene problemas para saber que eso está mal. La ética lo que hace es reforzar esa idea y, de alguna manera, contribuir a clarar las cosas y, quizá, evitar los comportamientos corruptos.

¿Realmente se logra evitar estos comportamientos corruptos?
Hay una serie de cuestiones respecto de las cuales podría haber duda sobre qué es comportarse adecuadamente. En el caso de los jueces hay preguntas que deben responderse como: ¿hasta qué punto ellos deben separar su vida privada de su vida profesional? ¿Cuál es su compromiso con el funcionamiento del sistema judicial? ¿Qué significa ser imparcial? ¿El juez debe de tener una determinada ideología o no? ¿Cómo deben de estar motivadas sus decisiones?

¿No es paradójico que muchas veces la palabra juez sea sinónimo de corrupción y no de ética?
Digamos que hay países donde los problemas de ética judicial están relacionados con la corrupción y hay países donde no. Por ejemplo, en España, la corrupción como tal –es decir, aceptar sobornos y otros–, como práctica, no existe. De hecho, ha habido algunos casos pero son la excepción. Esto no quiere decir que dejen de existir problemas de tipo ético en la justicia.

¿Por qué en algunos países los problemas son más graves que en otros?
No creo que exista una explicación psicológica. No creo que la gente tenga mayor propensión en un determinado lugar que en otro para tener este tipo de comportamientos. Un importante filósofo del derecho decía que el derecho existe porque la gente no era ni ángel ni demonio. Si fuéramos ángeles, no haría falta ni el derecho ni la ética y, si fuéramos demonios, tampoco; pero lo cierto es que la mayoría tenemos una mezcla de ángeles y demonios.

¿Ciertos tipos de países fomentan actos de corrupción?
Hay ciertos tipos de organizaciones que facilitan los actos de corrupción. Lo más importante es pensar en un sistema de acceso objetivo, imparcial, a los puestos de trabajo en la judicatura. También desde el punto de la promoción: que exista inamovilidad. Así un juez sabe que, independientemente de las decisiones que tome, va a seguir con su profesión. Deben haber mejores condiciones para que sea independiente. Si un juez sabe que depende del poder político, la facilidad para corromperse es mayor. También están las inclinaciones subjetivas y el tipo de persona que uno es.

¿Es posible instaurar la ética total en judicatura?
Seguramente no, como pasa en la vida privada; nadie tiene un comportamiento absolutamente ético. Pero, por lo menos, se debería aspirar a evitar los casos más graves. Esto es posible puesto que en el campo de la judicatura y otros campos hay algunos países en el mundo que sí lo han conseguido. Organizaciones internacionales que se dedican a medir los niveles de corrupción indican que donde menos corrupción hay es en países con cierta organización política, países igualitarios; por ejemplo, los países del norte de Europa. Los nórdicos, los suecos o los noruegos tienen mejores condiciones para poder desarrollar sus vidas de otra manera.

¿Cómo evalúa la situación de la corrupción en América Latina?
América Latina es una de las regiones del mundo que peor parada sale en términos de medición de corrupción. Yo vincularía este dato con el hecho de que parece ser que también ésta es una de las regiones con mayores desigualdades sociales, con mayor injusticia.

Entonces, el tema de la desigualdad tiene que ver mucho con la corrupción
Yo creo que tiene que ver en todo. Si me preguntas cuál es el peor rasgo del mundo latinoamericano sería la desigualdad, más que la pobreza. Eliminada la pobreza absoluta lo peor es la desigualdad. Lo que impide que una sociedad se desarrolle es la falta de valores y virtudes.

Usted es doctor honoris causa por la Universidad de Buenos Aires y ahora nuestra Universidad también le confiere esa distinción ¿cómo recibe este reconocimiento?

En Buenos Aires hice mi tesis de doctorado sobre la filosofía del derecho en Argentina. Este reconocimiento de la Universidad Católica lo tomo como un gran honor, un privilegio.

Entrevista: Derry Díaz (PUNTO EDU)

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