lunes, 3 de mayo de 2010

La PUCP: Ni en las 500

Por Aldo Mariátegui

Si la PUCP actual es tan excelsa y afirman que Cipriani entraría a ahogar algo tan maravilloso, ¿entonces por qué los protagonistas de tan magno claustro sencillamente no se van y abren otra universidad, como cuando los médicos disidentes de San Fernando fundaron exitosamente la Cayetano Heredia? Si la calidad va a disminuir tanto sin la caviarada (probablemente Cipriani se contentaría con que la "argolla" caviar de siempre deje el poder y otros profesores de ahora tomen la batuta), entonces tienen asegurado el triunfo donde se vayan. Podrían conversar con el rector Portocarrero de la Pacífico, caviarón de corazón, e irse en mancha allí. O con los jesuitas de la rojita Ruiz de Montoya (¡si allí enseña Ernie de la Jara, imagínense!). ¿Qué tanta majadería entonces de ponerse a amenazar con azuzar a los estudiantes, cual ganado agresivo -y éstos tienen las puertas abiertas para largarse si no les gusta cualquier cambio-, o de anunciar que no van a acatar el fallo, en el mejor estilo fujimorista de sentarse encima del TC, picones y malcriados cual futbolistas argentinos? ¿Y por qué jamás se les consultó nada de la estrategia legal a los profesores de Derecho Constitucional? Por soberbia pues, porque pensaron que Avendaño era invencible, a pesar de sus derrotas en los casos Lucchetti y Tudela, y porque Rubio tiene más de teórico de pizarrón y sabe poco de litigar.

Si los miembros del TC hubieran emitido una sentencia de fondo favorable a ellos, ya me imagino cómo los estarían elogiando (¡estupendos jurisconsultos, hijos de Justiniano!), y cómo Rubio y su collera de Pepi, Efraín, Salomón, Catalina (eterna decana de Sociales), la poetisa Rocío SS, el opinólogo Coqui Bruce y Avendaño, más Patricia del Río, AAR y Rosa María, estarían diciendo que "el asunto ya está cerrado", con La República dándole la portada a un "¡Se hizo justicia!", ilustrada con la cara de Cipriani compungido. "Cada uno habla de la feria tal como le fue en ella", reza un dicho español.

Y tampoco es que la PUCP actual sea el non plus ultra de la enseñanza. En los índices que más se usan para medir a las 500 mejores universidades del mundo (Shanghai Jiao Tong University Ranking, The Times y el CSIC español) la tan cacareada PUCP peruana no asoma ni por el forro, como sí las brasileñas Sao Paulo, PUC (que sí la controla el clero, de acuerdo con esa norma Eclessia de Juan Pablo II que la PUCP no quiere acatar), Federal de Río, Minas Gerais y Campinas, las gauchas Buenos Aires y Austral, las aztecas UNAM y Monterrey y las chilenas PUC (que también la controla el clero) y U. de Chile. ¡Ojo que hay dos PUC ya aquí y tal vez la peruana con la Junta de Cipriani entraría a la lista! Sería una fina ironía.

Y no me vengan con que en la PUCP son hipertolerantes. Estuve allí y había que paporretearse sin discusión a Henry Pease en su feudo "Realidad Social Peruana". Y Josefina Huamán, mi profesora de Ciencias Sociales y ex candidata a la vicepresidencia con Javier 0.5% Canseco, me jaló en el examen parcial, sospecho que porque le puse que no estaba de acuerdo con el concepto marxista de "valor de uso/valor de cambio". Le reclamé y prometió subirme la nota. Me tuvo hasta los finales para devolverme ese examen sin un punto más. A la gente que iba a Derecho, Literatura, etc. le hacían perder el tiempo con MB-1 o Lógica, donde el profesor Diógenes Rosales Papa tenía la sádica costumbre de tomar el sustitutorio el 1 de enero a las 8 de la mañana...

Finalmente, no la hallé especialmente exigente. Entré en el puesto 52 contestando sólo 14 preguntas de ciencias. La hice hueveando bastante y con una tesis de pipiripá (ya sabía que no iba a dedicarme al Derecho). Cualquiera medianamente inteligente podía pasar sin grandes esfuerzos. Nada que ver con la exigencia que hallé después en España. No creo que eso haya cambiado mucho. No es para que se jamoneen tanto tampoco con que "algo estupendo está en peligro" si están más allá del puesto 1,000 mundial. ¡Fuiiirrraa!

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