jueves, 14 de enero de 2010

Solidaridad con Haití



Solidaridad con el pueblo de Haití, como siempre se da: la naturaleza hace padecer más a los pobres, pues ellos solo tienen su fuerza de trabajo en cambio quienes ostentan el poder pueden cambiar de residencia en cualquier momento.
Pero aún así la solidaridad con ellos se sigue expresando, valga el reconocimiento a "la gringa" que desde la perspectiva que enfoca las cosas es un buen aliento para la inmensidad de dolor y tristeza en Haití, hoy ya se habla de cerca de medio millón de muertos.
" El número de víctimas mortales del violento terremoto registrado en Haití puede superar con creces las 100 mil personas –ha dicho el primer ministro el país, Jean Max Bellerive. Por su parte, un senador haitiano considera que el numero de muertos puede ascender a 500 mil. Actualmente, miles de personas permanecen bajo las ruinas de las casas en la capital de Haití y en otras ciudades. En Puerto Príncipe reina el caos: por la falta de comunicaciones las autoridades locales no están en condiciones de garantizar una ayuda organizada a los damnificados. Los escombros de los edificios han cortado la circulación automovilística en las calles, se experimenta una aguda carencia de alimentos, medicinas y agua potable. Hasta ahora se desconoce la situación reinante en otras ciudades, que también sufrieron grandemente las consecuencias del seísmo. La ONU ha empezado a prestar ayuda al país y lo mismo están haciendo muchos países, incluidos EEUU, China y los Estados de América Latina. Por disposición del presidente Dmitri Medvédev, el Ministerio para las Situaciones de Emergencia de Rusia ha enviado varios aviones de transporte con un hospital aeromóvil, vehículos, dos helicópteros y decenas de socorristas con equipos especiales."
14.01.2010
tomado de la Voz de Rusia.

Debate de propuestas señores candidatos.

Estudiando "La necesidad de debatir" de Ernesto Velit y ligándola con el contexto político de estos dos años, contexto eminentemente electoral y no cayendo en una sana crítica de "ser cabeza de ánfora", podemos decir que el debate político se hace necesario más aún que se ha entrado a este año con el pie en alto (modificatortia de la Ley De Elecciones Regionales que establece la segunda vuelta).
Estamos asistiendo a un proceso en el que se coge lo usado por Vladimiro Montesinos: la compra de lineas editoriales de los medios de comunicación (llámese radios, Tv., blogs, etc.), y esto es fácil de percatarnos cuando escuchamos y leemos lo que se publica, se hace una manipulación de la información, inflando unos y desinflando a otros y siempre un norte: campaña electoral del candidato que compró publicidad por cambio de línea editorial.
El debate es importante y necesario en tanto permite conocer que es lo que realmente piensan los candidatos, cuáles sus propuestas y lo principal: en que se fundamentan, si son viables o no, si tienen coherencia con lo que necesita Cañete.
Un ejemplo de lo anterior es: ¿QUÉ HACER CON EMAPA?, hace un tiempo un candidato dijo: "nos salimos de Emapa y nosotros mismos nos administramos", ¿ésa es una propuesta racional?, evidentemente es irracional y demuestra que el susodicho candidato no lee, no pregunta, por lo menos que es Emapa, cuál es la ley que lo sustenta, cual es su estatuto, cual es el contrato de explotación, como funciona; son aspectos elementales que todo candidato debe conocer y enriquecer el cognoscimiento y nosotros los electores como usuarios debemos de exigirles capacidad, madurez política, solidez en sus planteamientos.
Es necesario el fomentar los fórums sobre temas concretos, medulares para el desarrollo del gobierno local, para que los candidatos expongan sus ideas y no solamente escuchar o leer lo que interesadamente algún comunicador difunda en su medio.
¿qué temas son prioritarios, básicos que, por lo menos, cada candidato debe plantear una alternativa de solución?, podríamos decir los siguientes:
-Modernización (obras de envergadura) y orden.
-Emapacsa
-Delincuencia y Seguridad Ciudadana.
-Servicios Públicos (agua y energía eléctrica para todos)
-Rentas.
-Urbanismo y Ornato.
-Turismo.
Son algunos planteamientos, que pueden ser enriquecidos, pero que es elemental que los candidatos debatan sobre puntos concretos y no sobre vaguedades, frivolidades, que empañan los ojos y llenan de telarañas.

La necesidad de debatir

Por: Ernesto Velit Analista político

Las elecciones en nuestro país, que nos esperan este año y el próximo, ponen en agenda la necesidad de utilizar el debate político como instrumento de deslinde y competencia y en forma tal que ayude al elector a clarificar sus criterios y legitimar su decisión.

Entre nosotros no está asentada la cultura del debate, sin lugar a dudas. Y esto representa un problema sociológico en la medida que todo el cuerpo social resulta maltratado, que la participación en política y la vocación por asociarse colectivamente parecieran camino a desaparecer inexorablemente, y en que se ve, con preocupación, que hay desánimo, insensibilidad e indiferencia en sectores claves de nuestra población.

Una suerte de quietismo califica a la mayoría del conjunto de nuestra sociedad, la gente se autoexcluye de la actividad política y del interés por el destino del país. “La exclusión —dice Ignacio Ramonet— es económicamente mala, socialmente corrosiva y políticamente explosiva”.

Creemos que perder el hábito del debate abierto, democrático, civilizado, es dejar libre el camino a las frustraciones y, en algunos casos, a la ruina de las ideologías, es favorecer el discurso monocorde, carente de contenido pero lleno de fuegos fatuos, es salpicar la política de males específicos y convertirla en un ritual de sombras y poder.

Precisamente en sociedades como la nuestra, heterogénea y plural, es donde el debate se vuelve imprescindible como una forma de racionalizar la palabra y restarle elocuencia y frondosidad, cerrándoles el paso a populismos que esterilizan, a fascismos encubiertos, a quienes apuestan a la magia y a soluciones fáciles y, finalmente, a quienes pretenden aprovechar la debilidad institucional que padecemos y levantar dividendos…

Pero el debate tiene sus condiciones, y es la no exclusión y el reconocimiento al derecho del otro, sin descalificaciones y con pluralidad de ideas como exigencia elemental, es capacidad de autocrítica, es construir espacios democráticos. En pocas palabras, es testimonio de honestidad política e intelectual.

El debate político debe comprometer a todos los grupos sociales, sin excepción, así permite descubrir escenarios de confrontación de posiciones y roles para definir reglas, todo lo cual termina en responsabilidades a favor de las mayorías al coincidir con el concepto global de nuestras propias necesidades.

Los escenarios para el debate los tenemos a la mano, son la universidad, los sindicatos, los colegios profesionales, las empresas, las organizaciones comunales, los gobiernos regionales y locales, etc. Y serán los partidos políticos las correas de transmisión del imaginario social.

La prensa peruana tiene como obligación irrevocable propiciar el debate político mediante el aval moral que la califica como el escenario por excelencia. Lo contrario es una interpretación infrapolítica de sus imperativos, es renunciar a un liderazgo que le pertenece legítimamente, es inconsecuencia frente al país.

Recuerdos e islas.

Caminando por las calles de Rosario de Asia, observo la llegada de una camioneta del año 62, con su parlante encima de la cabina y un gran toldo cubriendo la parte trasera de la camioneta donde se expenden verduras, frutas, carnes, etc. : todo UN MERCADO RODANTE; niños jugando en la calle enlodando sus pies descalzos; pescadores asianos sentados en las esquinas; me dirijo a La Capilla de Asia, busco una cabina telefónica y no lo encuentro por ningún lado. Caminando más allá, entro al Boulevard Asia y recuerdo el famoso "Decálodo de Eisha" (aquel en que se recomienda "entrar a Wong descalza, no pedir pollos Pardos Chicken porque eso es para el servicio, debes comprar en DeliFrance y no en los Tres Chanchitos, nunca “vayas “ a la playa porque a la playa “se baja”, no luzcas un paté de esos con alambrito de Wong, etc." Y finalizando decía “El último de mis consejos de hoy, divinas y soñadas, es que seas tú misma, no hay nada mejor que la sencillez para triunfar en la vida)que nos alcanzaron a la entrada de la PUCP, un día de verano del 2005; un lugar donde no necesitas ir, él viene hacia donde estas tú, la única condición: pertenecer a la "alta sociedad", un lugar donde ellos descansan y los asianos les atienden, (todo parecido con el esclavismo es pura coincidencia). Ese mundo, el de eisha, es el que pregona, difunde y defiende Aldo Mariátegui. Hoy toca un tema: tomar las riendas del pueblo asiano que aún no lo hacen, y esto es por una sencilla razón: la alta sociedad solo viene a descansar y nada más.


RECUERDOS E ISLAS, por Aldo Mariátegui
(...)

-Tomo una semana de vacaciones y escojo Punta Hermosa. Es agradable, cercana y no es exorbitante para alquilar como otros lugares (¡con lo que se paga por un mes en Asia mejor uno se iría a Punta del Este!).

Seguramente a consecuencia de alguna maldición caviar, me tocan días de cielo nublado. Para distraerme durante uno de ellos, me voy a caminar por "la isla", otrora una auténtica ínsula que el general velasquista Tantaleán volvió península en los 70 para que sea un fallido casino.

¡Qué desperdicio a mis ojos! Esta pequeña península -o isla o lo que sea- tiene una vista impresionante a ambos lados y cualquier alcalde con dos dedos de frente en otro país más imaginativo y emprendedor la hubiera concesionado junto a ProInversión para alguna gran obra inmobiliaria y así recibiría un canon para beneficiar a los pobladores. Es mucho más grande y con mejor panorama que la isla de Pucusana. ¡Qué isla San Lorenzo, si aquí nomás tienes esto tan cerca para desarrollar! De otro lado, lo que sí se percibe en el sur chico en general es bastante armonía entre los veraneantes y los locales (que andan angustiados por la falta de sol. Sin éste, no hay negocio en el verano). Incluso los alcaldes suelen ser elegidos entre los primeros. Es que no cometen el error antiguo de Ancón (me refiero a la época en que éste era un balneario y no una poblada parte de Lima como ahora), donde sólo al final los veraneantes se percataron de que tenían que asumir responsabilidades para que Ancón no se deteriore en manos inexpertas, lo que pasaba por procurar el bienestar de los locales. Por desunidos fracasaron y ya vemos la decadencia que eso atrajo. Advierto ese mismo error en Asia, donde los propietarios de las casas (Grupo APRILS) deberían registrarse para votar allí en las próximas elecciones municipales y elegir -pues harían la masa electoral mayoritaria- de alcalde a alguien preparado, lo que garantizaría un desarrollo coherente sin olvidar -como hasta ahora sucede- a los pobladores locales.

Haití y la hipocresía

Desde esta ventana una abierta solidaridad al pueblo de Haití, a ese hermoso pueblo negro, un pueblo sumamente pobre que pese a estar tan cerca de la nación más desarrollada del planeta (aquella que usa lo más avanzado del conocimiento humano para analizar como un viento solar desaparece a un cometa), la mayoría de su población sea analfabeta. Nuestra solidaridad con ellos y la esperanza que solo ellos serán forjadores de su destino.


HAITÍ Y LA HIPOCRESÍA, por César Hildebrand

Todo el mundo habla ahora de Haití.

Claro, su terremoto llama la atención. Sus casas destruidas son fotogénicas, su palacio presidencial en escombros es espectacular, sus negros quejumbrosos tienen buena voz.

Y, además, están los aviones y las tropas de Obama, aviones y tropas que Haití conoce muy bien en otras circunstancias nada telúricas.

Y los socorristas de todos los países, que llegan de todas partes con su humanitarismo en ristre y sus perros especialistas en distinguir a vivos de muertos. Con eso y los ayes de los sobrevivientes se harán los noticieros de los próximos días.

Porque Haití puede haber sido semidestruido, pero con sus ruinas se harán periódicos y televisiones. Siempre hay un lado bueno en las desgracias.

Porque Haití ahora sí que es noticia.

Gracias a lo que el periodismo de entrecasa llama “las fuerzas de la naturaleza”, Haití es hoy noticia.

Ha necesitado un terremotazo de grado 7 y con epicentro a 15 kilómetros de Puerto Príncipe para volver a ser noticia.

Digamos que Haití ha pagado el peaje tarifario para ser noticia: miles de muertos, miles de viviendas y edificios en el suelo, gente aturdida por doquier, réplicas que no parecen acabar, una polvareda humeante que amenaza su cielo siempre azul.

Pero este país espectral que ahora se luce en las pantallas de cristal líquido es el mismo de siempre: 400 dólares de ingreso anual per cápita, más de nueve millones de habitantes sobre una superficie de apenas 27,000 kilómetros cuadrados, 50 por ciento de analfabetismo, una derecha presocrática empeñada en brutalizar a quien se atreva a intentar cambiar las cosas.

Hundido en la pobreza extrema y crónica, demostración plena de que hay países inviables, Haití es, más allá de males propios, el producto degenerado de años de intervencionismo militar estadounidense.

Estados Unidos lo tuvo bajo la bota de su imperio desde 1915 hasta 1934. No parecía ese un destino muy justo para un país que Francia había inventado como fábrica de esclavos desde el año 1697, tras arrebatarle a España parte del territorio colonial de la isla La Española, y que en una gesta sin precedentes, había sido liberado gracias a una guerra liderada por dos esclavos que terminaron derrotando a los franceses el 1 de enero de 1804, el año de su precoz independencia.

Esos dos Espartacos exitosos, esos dos gigantes de la epopeya anticolonial en el Caribe se llamaron Toussaint-Louverture –que moriría en Francia vejado y torturado- y su discípulo Jean Jacques Dessalines, que aplastó a las tropas imperiales francesas en la decisiva batalla de Vertierres.

Quizá los problemas de Haití empezaron cuando Dessalines, el primer guerrillero heroico de América Latina, se proclamó, para sorpresa de muchos, emperador. La trayectoria circular pudo empezar en ese momento.

Papá Doc, esa bestia sanguinaria y rapaz que se proclamó “Presidente Vitalicio” a partir de su elección en 1957, fue un ahijado de Washington. Y lo fue también su hijito y sucesor Jean Claude, el llamado Baby Doc.

Cuando eso ya no pudo sostenerse, entonces vinieron las elecciones supervisadas internacionalmente.

Y cuando las elecciones encumbraron a Jean Bertrand Aristide, un curita respondón y de izquierdas, entonces Washington frunció el ceño.

Pero Aristide no hizo mucho por justificar su fama de cura salesiano expulsado de la Orden por subversivo. De modo que Washington lo toleró.

Lo toleró tanto que hasta ayudó a reponerlo en la silla presidencial tras haber sido depuesto por el golpe del general Raoul Cédras.

Fue en el segundo mandato constitucional de Aristide cuando las cosas se pusieron feas.

Aristide restableció relaciones con Cuba, se acercó a la Venezuela de Chávez y propuso algunas tímidas reformas.

Estados Unidos respondió como siempre, aunque esta vez el golpe de Estado fue encubierto y tuvo una pincelada de sofisticación: en febrero del 2004 Aristide se vio obligado “a renunciar a su cargo” y fue embarcado en un avión bajo la vigilancia de una misión multinacional. Se exilió en la República Centroafricana y, más tarde, en Sudáfrica.

Ayer Aristide, lamentando la tragedia de su país por lo del terremoto, reiteró lo que todos sabíamos: que Estados Unidos estuvo detrás de su derrocamiento y que aquella “renuncia” fue una farsa.

Pero ese es el Haití que no es noticia.

Porque ni la violencia imperial ni el hambre ni la miseria como norma ni la corrupción como endemia ni el dolor silencioso de los miserables son noticia.

¿Haití ha sido destruido por un terremoto?

No lo creo.

Haití vive en estado de cataclismo institucional y nadie dice nada.

Cercando a Venezuela

Un artículo aparecido en Le Monde Diplomatique, nos llama a la reflexión siguiente: ¿soplan vientos de guerra?, ¿Es Venezuela un peligro para el statuo quo norteamericano?, ¿que perspectiva domina las relaciones internacionales norteamericanas?, para hacer un breve análisis recordemos lo que dijo Henry Kissinger en "Un mundo restaurado. La política del conservadurismo en una época revolucionaria": "La estabilidad no ha solido ser el resultado de una búsqueda de la paz, sino de una legitimidad generalmente aceptada", y esto implica que los demás países deben aceptar esa legitimidad, una legitimidad que EEUU se irroga para sí y todo lo que otros países desarrollen y contradigan a la política exterior norteamericana es considerada como una afrenta a dicha estabilidad; y hoy que está perdiendo el poder económico a manos de China (aliado de Chávez) le es de suma preocupación que en América Latina, su área de dominio, se desarrollen vientos contestatarios opuestos a Washington. Veamos el artículo en mención:

CERCANDO A VENEZUELA, por Ignacio Ramonet.

La llegada al poder, en Venezuela, del Presidente Hugo Chávez el 2 de febrero de 1999 coincidió con un acontecimiento militar traumático para Estados Unidos: la clausura de su principal instalación militar en la región, la base Howard, situada en Panamá, cerrada en virtud de los Tratados Torrijos-Carter (1977).
En sustitución, el Pentágono eligió cuatro localidades para controlar la región: Manta en Ecuador, Comalapa en El Salvador y las islas de Aruba y Curazao (de soberanía holandesa). A sus -por decirlo así- ‘tradicionales' misiones de espionaje, añadió nuevos cometidos oficiales a estas bases (vigilar el narcotráfico y combatir la inmigración clandestina hacia Estados Unidos), y otras tareas encubiertas: luchar contra los insurgentes colombianos; controlar los flujos de petróleo y minerales, los recursos en agua dulce y la biodiversidad. Pero desde el principio sus principales objetivos fueron: vigilar Venezuela y desestabilizar la Revolución Bolivariana.
Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el Secretario norteamericano de Defensa, Donald Rumsfeld, definió una nueva doctrina militar para enfrentar al "terrorismo internacional". Modificó la estrategia de despliegue exterior, fundada en la existencia de enormes bases dotadas de numeroso personal. Y decidió reemplazar esas megabases por un número mucho más elevado de Foreign Operating Location (FOL, Sitio Operacional Preposicionado) y de Cooperative Security Locations (CSL, Sitio Compartido de Seguridad) con poco personal militar pero equipado con tecnologías ultramodernas de detección.



Resultado: en poco tiempo, la cantidad de instalaciones militares estadounidenses en el extranjero se multiplicó, alcanzando la insólita suma de 865 bases de tipo FOL o CSL desplegadas en 46 países. Jamás en la historia, una potencia multiplicó de tal modo sus puestos militares de control para implantarse a través del planeta.
En América Latina, el redespliegue de bases ya permitió que la de Manta (Ecuador) colaborase en el fallido golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el Presidente Chávez. A partir de entonces, una campaña mediática dirigida por Washington empieza a difundir falsas informaciones sobre la pretendida presencia en ese país de células de organizaciones como Hamás, Hezbolá y hasta Al Qaeda.
Con el pretexto de vigilar tales movimientos, y en represalia contra el gobierno de Caracas que puso fin, en mayo de 2004, a medio siglo de presencia militar estadounidense en Venezuela, el Pentágono amplia el uso de sus bases militares en las islas de Aruba y Curazao, situadas muy cerca de las costas venezolanas, donde últimamente se han incrementado las visitas de buques de guerra estadounidenses.
Lo cual ha sido recientemente denunciado por el Presidente Chávez: "Es bueno que Europa sepa que el imperio norteamericano está armando hasta los dientes, llenando de aviones de guerra y de barcos de guerra las islas de Aruba y Curazao. (...) Estoy acusando al Reino de los Países Bajos de estar preparando, junto al imperio yanqui, una agresión contra Venezuela" (1).
En 2006, se empieza a hablar en Caracas de "socialismo del siglo XXI", nace la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) y Hugo Chávez es reelegido presidente. Washington reacciona imponiendo un embargo sobre la venta de armas a Venezuela, bajo el pretexto de que Caracas "no colabora suficientemente en la guerra contra el terrorismo". Los aviones F-16 de las fuerzas aéreas venezolanas se quedan sin piezas de recambio. Ante esa situación, las autoridades venezolanas establecen un acuerdo con Rusia para dotar a su fuerza aerea de aviones Sukhoi. Washington denuncia un presunto "rearmamento masivo" de Venezuela, omitiendo recordar que los principales presupuestos militares de América Latina son los de Brasil, Colombia y Chile.
Y que, cada año, Colombia recibe una ayuda militar estadounidense de 630 millones de dólares (unos 420 millones de euros).
Apartir de ahí, las cosas se aceleran. El 1 de marzo de 2008, ayudadas por la base de Manta, las fuerzas colombianas atacan un campamento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) situado en el interior del territorio de Ecuador. Quito, en represalia, decide no renovar el acuerdo sobre la base de Manta que vence en noviembre de 2009. Washington responde, el mes siguiente, con la reactivación de la IV Flota (desactivada en 1948, hace sesenta años...) cuya misión es vigilar la costa atlántica de América del Sur. Un mes más tarde, los Estados sudamericanos, reunidos en Brasilia, replican creando la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), y, en marzo de 2009, el Consejo de Defensa Suramericano.
Unas semanas después, el embajador de Estados Unidos en Bogotá anuncia que la base de Manta será relocalizada en Palanquero, Colombia.
En junio, con el apoyo de la base estadounidense de Soto Cano, se produce el golpe de Estado en Honduras contra el Presidente Manuel Zelaya quien había conseguido integrar a su país en el ALBA. En agosto, el Pentágono anuncia que dispondrá de siete nuevas bases militares en Colombia. Y en octubre, el presidente conservador de Panamá, Ricardo Martinelli, admite que ha cedido a Estados Unidos el uso de cuatro nuevas bases militares.
De ese modo, Venezuela y la Revolución Bolivariana se ven rodeadas por nada menos que trece bases estadounidenses, situadas en Colombia, Panamá, Aruba y Curazao, así como por los portaaviones y navíos de guerra de la IV Flota. El Presidente Obama parece haber dejado manos libres al Pentágono. Todo anuncia una agresión inminente. ¿Consentirán los pueblos que un nuevo crimen contra la democracia se cometa en América Latina?


Notas:
(1) Discurso en el Encuentro del ALBA con los Movimientos Sociales de Dinamarca, Copenhague, 17 de diciembre de 2009.