Por: Aldo Mariátegui
Un "boccato di cardinale" (bocado de cardenal) es una expresión italiana medieval referida a que lo que se comía o disfrutaba era excelso, digno de un príncipe de la Iglesia. Y vaya que monseñor Cipriani ha logrado, con toda la justicia y el Derecho de su parte, un "boccato" de marca mayor: la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), que hacía décadas había caído en manos de un círculo caviar a pesar de lo claramente dispuesto por Riva-Ag�ero en su testamento.Lógicamente, los caviares están picones al máximo y no quieren acatar la sentencia.
En cambio, si hubieran ganado, ya me imagino los elogios que le harían al TC! Y no me extraña la alharaca levantada por la argolla caviar. Este fallo es una catástrofe para ellos, pues pierden a la principal fuente de su poder en el Perú. Allí trabajan, allí se publican, allí se elogian, allí se promocionan, allí adoctrinan a los jóvenes en la caviarada y desde allí influyen en la sociedad.
La PUCP es el corazón de la caviarada, ya muy debilitada tras la pérdida de El Comercio y P.21! Deberían reconocer su derrota como caballeros y el rector Marcial Rubio debería presentar su renuncia por dignidad profesional, como lo haría un gerente que hubiera llevado a una derrota jurídica de estas proporciones a cualquier empresa privada que liderase.Refresquemos la memoria: José de la Riva-Aguero y Osma, Marqués de Montealegre y Aulestia y bisnieto del presidente José de la Riva-Aguero y Sánchez Boquete, fue un brillante intelectual conservador -hasta coqueteó con el fascismo- que devino en un catolicismo militante (incluso renunció al premierato en 1934 cuando el mariscal Benavides promulgó la ley del divorcio; antes fue alcalde de Lima) en el tercio final de su corta vida (1885-1944).
Hijo único, solterón y heredero de una inmensa fortuna, amén de alejado de San Marcos por una pifia irrespetuosa de estudiantes apristas y comunistas a V.A. Belaunde, Riva-Ag�ero decidió legar su patrimonio (el Fundo Pando, mansiones en el Cercado de Lima y Chorrillos, muchos ahorros, etc.) para reforzar a la entonces muy pequeña Universidad Católica. Para esto redactó cuatro testamentos sucesivos (de 1933, 1935, 1938 y 1939).En el testamento del 33 estableció que sus bienes pasaban al control de la universidad a los 20 años de su muerte. Pero posteriormente, en 1938, dispuso que una Junta de tres miembros, presidida por el arzobispo de Lima, sea la que ADMINISTRE todos los bienes y rentas de la universidad de manera PERPETUA e INSUSTITUIBLE.
Si había discordia entre los dos miembros de dicha junta por cualquier problema, el voto dirimente lo tenía el clérigo. Y como hasta cualquier lego en Derecho sabe, el testamento que es definitivamente válido es el último, así que ese argumento caviar de que prima la cláusula del testamento del 33 sobre aquella del 38 es infantil, hasta idiota.Además, hay otros elementos demoledores: 1) Si esa Junta desaparecía en 1964 (a los 20 años de la muerte de Riva-Aguero), ¿entonces por qué siguió funcionando ininterrumpidamente hasta 1994, sin que nadie reclamase? Por qué ahora el litigante PUCP Avendaño no recuerda que él representó a la Iglesia en esa Junta en los 70? ¿O tiene un clon? 2) Esa Junta ya se inscribió judicialmente en Registros Públicos como la instancia administradora de la PUCP ante el magistrado Velasco Gallo en 1957, quien de manera expresa reconoció judicialmente que el testamento válido era el de 1938. Esto es CLAVE.3) Entonces, el acuerdo privado de 1994 entre monseñor Vargas Alzamora (jesuita "progre" al que no le interesaba la administración del claustro y prefería dejársela a sus amigos caviares) y Salomón Lerner no es válido, pues va en contra de la voluntad testamentaria de 1938, que es lo que manda aquí. Allí no prima ninguna supuesta prescripción posterior a los 10 años por no haber reclamo como si fuera un contrato. Prima la voluntad del muerto en el testamento y no la de los vivos, punto! 4) Y eso de que se vulnera la "autonomía universitaria" es un disparate. �Se vulnerará la autonomía de los caviares, pero no la voluntad de Riva-Ag�ero, que estableció que el arzobispo limeño administre! Lo único que limita aquí correctamente a la universidad es la voluntad del occiso. 5) La PUCP debe recordar que ha perdido por algo en primera y segunda instancia y ahora, por goleada 5-1, en el TC. Simplemente no tiene la razón de su lado. 6) Hace bien el TC en pronunciarse sobre el fondo del asunto, porque cautelar la voluntad tan zarandeada de un muerto sobre un derecho de propiedad en un caso tan emblemático es una garantía constitucional para todos, amén que fue la propia PUCP la que metió el tema de la propiedad en el litigio. Como bien dicen los magistrados, "defender la auténtica voluntad de Riva-Aguero es la real y auténtica defensa de la universidad". 7) Quien metió la pata fue la defensa de la PUCP al acudir a un amparo en lugar de litigar y aguantar la cosa por años. Esto le abrió la posibilidad a Cipriani de llegar al TC. Falla clamorosa de Jorge Avendaño, que ya no es lo que era. 8) Critiqué mucho el fallo del TC sobre el cemento, pero éste es una pintura en argumentación, claridad, ilación y redacción. Sugiero leer por lo menos el voto de los cuatro magistrados. Muy bueno. 9) �Es evidente que un resucitado Riva-Ag�ero preferiría a Cipriani que a los caviares! 10) Esto ya es definitivo y el tema se acabó aquí. Cualquier juzgado sólo debe acatar lo dispuesto por el TC y la Corte Interamericana de Derechos Humanos no procesa temas de personas jurídicas (por eso la ministra Aráoz no pudo llevar allí el tema del arancel del cemento), salvo que su integrante Diego García Sayán sea más milagroso que Cristo.