Por Humberto Campodónico
La denuncia del ex viceministro de Energía Pedro Gamio, realizada ayer en este diario, nos revela claramente que en el Ministerio de Energía y Minas no hay voluntad de defender los intereses del país.
Gamio ha mostrado la carta de Repsol fechada el 28 de febrero del 2008 y dirigida al Ministerio de Energía y Minas, en la que la empresa dice que “pone a disposición del Ministerio la posibilidad de exportar la producción de gas del Lote 57 a la que Repsol YPF pudiera tener derecho”. Agrega Gamio que el entonces ministro de Energía Juan Valdivia estaba llevando a cabo negociaciones en esa línea, las que se frustraron cuando este dejó el ministerio por el escándalo de los petroaudios.
El fondo de este importante asunto es que si los dos (2) billones de pies cúbicos (bpc; TCF, en inglés) que encontró Repsol en el Lote 57 van a la exportación, entonces buena parte de los problemas y conflictos que suscita la exportación del gas podrían solucionarse.
¿Por qué? Porque entonces los dos bpc del Lote 88 que actualmente están destinados a la exportación serían sustituidos por los dos bpc del Lote 57. De esa manera, los dos bpc del Lote 88, que fue un “regalo de Dios y que por eso tiene precios bajos, serían destinados de inmediato al mercado interno, con lo cual cesaría el actual racionamiento al cual están sometidos los industriales y toda la población. Se habría revertido así, aunque sea en parte, el brutal despojo que hoy padecemos por culpa de los gobiernos de Toledo y de García.
¿Por qué entonces el ministro Sánchez no continuó con las tratativas para que se exporte el gas del Lote 57? Eso es lo que le corresponde responder. Por el lado de Repsol, se podría decir que cuando hizo el ofrecimiento, en febrero del 2008, el precio Henry Hub del gas era de US$ 8 por millón de BTU.
Pero en agosto del 2009, cuando se da la crisis en el Perú que lleva a “renegociar” algunos temas sobre Camisea, el precio HH estaba en US$ 3.14/MMBTU, lo que habría hecho “reflexionar” a Repsol, pues tomando en cuenta el “netback” (pago de costos), entonces el precio en boca de pozo en Camisea es de solo US$ 0.50/MMBTU. Y, claro, el precio de venta en el Perú es de US$ 2/MMBTU en promedio.
Por nuestra parte, en agosto del 2009, con ocasión de una presentación en RPP, le preguntamos al viceministro Daniel Cámac cuál fue la respuesta de Repsol frente al planteamiento de que se exporte el gas del Lote 57 (el público debe saber que esta carta ya era conocida, pero no se le dio la debida importancia), el Ing. Cámac me respondió que a Repsol ya no le interesaba esa propuesta.
Lo inaudito aquí son dos cosas.
Primero, que Repsol es la empresa que le va a comprar el gas a Perú LNG para venderlo en México. Dicho de otra manera, el negocio final lo tiene Repsol “solito”, si bien participa como socio en la explotación del Lote 56 y del Lote 88 y, también, en el consorcio exportador Perú LNG. Si ellos van a hacer un “buen negocio” deberían estar interesados en exportar “su“ gas. Pero no. Ellos quieren exportar el gas del Lote 88, pero no el suyo, que sí lo quieren vender caro en el Perú.
Segundo, que el Ministerio haya aceptado tan fácilmente el cambio de posición de Repsol, cuando los intereses del país exigían –y exigen– que Repsol mantenga su compromiso. Pero no. No se le dijo nada a Repsol y, por el contrario, se le aceptó a la empresa que pueda vender su gas en el mercado interno y abastezca al gasoducto surandino. Increíble. Se le da al sur el gas caro de Repsol y no el gas regulado del Lote 88. A esto se suma el sobrecosto de US$ 7,000 millones mencionado por Gamio.
Por todos estos motivos, queda claro que el ministro Sánchez debe dar un paso al costado. Su actitud pro-empresa privada no garantiza el respeto de los derechos del país.