Informe confidencial prueba que el ex comandante general del Ejército pidió al jefe de la Policía una reunión para un intermediario de los Sánchez Paredes.
De todos los cables de Wikileaks sobre el Perú que dio a conocer el diario El País, de España, uno en particular tuvo un efecto remecedor. El cable, originado en la embajada de Estados Unidos en Lima y enviado en marzo de 2009, fue clasificado como “secreto” por el entonces embajador de Estados Unidos en el Perú, Michael McKinley, quien también lo firmó.
El asunto del cable es “una perspectiva sobre supuesta corrupción en el Ejército” (Alleged Army corruption – A perspective). Parte importante de la información proviene de una fuente peruana que evidencia un conocimiento cercano de hechos y autores dentro del Estado.
La sindicación más importante de corrupción relacionada con el narcotráfico se da en la sección 8 del cable, en la que el informante (identificado como xxxxxxxxx en la versión que El País dio a conocer) plantea fuertes sospechas sobre la conducta del general EP Paul da Silva. El informante indica a la Embajada que el 2007, el entonces presidente en Piura de la Cámara Nacional de Pesca del Perú, Rolando Velasco Heysen, visitó al general da Silva, a la sazón comandante general de la región militar del Norte.
En octubre de ese año, Velasco Heysen fue capturado cuando trataba de exportar 840 kilos de cocaína camuflados en pescado congelado. Las especulaciones del informante se orientan en torno a una presunta complicidad. El mismo cable añade que tanto da Silva como el entonces comandante general del Ejército, Edwin Donayre, se reunieron con Velasco indicando luego que el motivo de la reunión fue para promover el consumo de pota en el Ejército.
El propio informante sostiene que la justificación de la pota no es creíble porque el o los encuentros se dieron “fuera del período en el que el Ejército firma nuevos contratos”.
La reacción de los mencionados, el día de ayer, fue estentórea. Paul da Silva, que tiene apenas 12 días como comandante general del Ejército, convocó a una conferencia de prensa, en la que se refirió a la comunicación como “el cable de la infamia”. Dijo que se iba a “asesorar con la parte legal” para iniciar una acción legal contra McKinley. Asimismo, prometió una investigación “profunda, caiga quien caiga” para identificar al informante.
En cuanto a los hechos mismos, admitió haberse reunido con Velasco, a pedido de Donayre, para discutir las virtudes alimenticias de la pota y su eventual consumo en el Ejército.
Donayre, a su turno, decidió ser más terminante y le dio un “ultimatum de 24 horas” a la embajada de Estados Unidos para que se rectifique. Dijo, además, sentirse traicionado por McKinley.
Lo que está claro hasta el momento es que da Silva admite haberse reunido con el presunto narcotraficante Velasco por el pedido expreso de Donayre.
No fue la única vez que el ex comandante general Donayre Gotzch pidió reuniones para asuntos vinculados con el narcotráfico.
Hay un ejemplo más reciente.
El 21 de octubre de 2009, el entonces general ya en retiro Edwin Donayre realizó una “visita protocolar” al director general de la Policía en la fecha, general PNP Miguel Hidalgo. En la reunión, Donayre le pidió a Hidalgo que recibiera al comandante EP (r) Eduardo Moisés Ramos Chávez Valdivia.
Hidalgo accedió, y el día 22 de octubre, a las 8:30 de la mañana recibió en su despacho al comandante aparentemente retirado. Luego de una breve introducción, Ramos Chávez Valdivia le indicó que “venía en representación de la familia Sánchez Paredes para conversar con él sobre un tema reservado”. De acuerdo con el informe confidencial elaborado ese mismo día, la propuesta “motivó que inmediatamente el señor Director General PNP le manifestara que no tenía nada que hablar sobre ese tema e invitándolo a retirarse de su oficina, procediendo el indicado oficial EP a despedirse y salir del despacho”. Según la comunicación, estuvo apenas tres minutos en él.
Quedó confirmado que el general Donayre Gotzch pidió una reunión para un oficial que trabajó muy cerca de él cuando fue comandante general del Ejército. En este caso, el objetivo fue una gestión en favor de la familia Sánchez Paredes. ¿Lo hizo desconociendo el fin de la reunión o no? ¿Pensó que iban a hablar también sobre pota?
IDL-Reporteros publicará prontamente las respuestas.
De todos los cables de Wikileaks sobre el Perú que dio a conocer el diario El País, de España, uno en particular tuvo un efecto remecedor. El cable, originado en la embajada de Estados Unidos en Lima y enviado en marzo de 2009, fue clasificado como “secreto” por el entonces embajador de Estados Unidos en el Perú, Michael McKinley, quien también lo firmó.
El asunto del cable es “una perspectiva sobre supuesta corrupción en el Ejército” (Alleged Army corruption – A perspective). Parte importante de la información proviene de una fuente peruana que evidencia un conocimiento cercano de hechos y autores dentro del Estado.
La sindicación más importante de corrupción relacionada con el narcotráfico se da en la sección 8 del cable, en la que el informante (identificado como xxxxxxxxx en la versión que El País dio a conocer) plantea fuertes sospechas sobre la conducta del general EP Paul da Silva. El informante indica a la Embajada que el 2007, el entonces presidente en Piura de la Cámara Nacional de Pesca del Perú, Rolando Velasco Heysen, visitó al general da Silva, a la sazón comandante general de la región militar del Norte.
En octubre de ese año, Velasco Heysen fue capturado cuando trataba de exportar 840 kilos de cocaína camuflados en pescado congelado. Las especulaciones del informante se orientan en torno a una presunta complicidad. El mismo cable añade que tanto da Silva como el entonces comandante general del Ejército, Edwin Donayre, se reunieron con Velasco indicando luego que el motivo de la reunión fue para promover el consumo de pota en el Ejército.
El propio informante sostiene que la justificación de la pota no es creíble porque el o los encuentros se dieron “fuera del período en el que el Ejército firma nuevos contratos”.
La reacción de los mencionados, el día de ayer, fue estentórea. Paul da Silva, que tiene apenas 12 días como comandante general del Ejército, convocó a una conferencia de prensa, en la que se refirió a la comunicación como “el cable de la infamia”. Dijo que se iba a “asesorar con la parte legal” para iniciar una acción legal contra McKinley. Asimismo, prometió una investigación “profunda, caiga quien caiga” para identificar al informante.
En cuanto a los hechos mismos, admitió haberse reunido con Velasco, a pedido de Donayre, para discutir las virtudes alimenticias de la pota y su eventual consumo en el Ejército.
Donayre, a su turno, decidió ser más terminante y le dio un “ultimatum de 24 horas” a la embajada de Estados Unidos para que se rectifique. Dijo, además, sentirse traicionado por McKinley.
Lo que está claro hasta el momento es que da Silva admite haberse reunido con el presunto narcotraficante Velasco por el pedido expreso de Donayre.
No fue la única vez que el ex comandante general Donayre Gotzch pidió reuniones para asuntos vinculados con el narcotráfico.
Hay un ejemplo más reciente.
El 21 de octubre de 2009, el entonces general ya en retiro Edwin Donayre realizó una “visita protocolar” al director general de la Policía en la fecha, general PNP Miguel Hidalgo. En la reunión, Donayre le pidió a Hidalgo que recibiera al comandante EP (r) Eduardo Moisés Ramos Chávez Valdivia.
Hidalgo accedió, y el día 22 de octubre, a las 8:30 de la mañana recibió en su despacho al comandante aparentemente retirado. Luego de una breve introducción, Ramos Chávez Valdivia le indicó que “venía en representación de la familia Sánchez Paredes para conversar con él sobre un tema reservado”. De acuerdo con el informe confidencial elaborado ese mismo día, la propuesta “motivó que inmediatamente el señor Director General PNP le manifestara que no tenía nada que hablar sobre ese tema e invitándolo a retirarse de su oficina, procediendo el indicado oficial EP a despedirse y salir del despacho”. Según la comunicación, estuvo apenas tres minutos en él.
Quedó confirmado que el general Donayre Gotzch pidió una reunión para un oficial que trabajó muy cerca de él cuando fue comandante general del Ejército. En este caso, el objetivo fue una gestión en favor de la familia Sánchez Paredes. ¿Lo hizo desconociendo el fin de la reunión o no? ¿Pensó que iban a hablar también sobre pota?
IDL-Reporteros publicará prontamente las respuestas.
INFORME Nª001-2009-DIRGEN-PNP
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