NOTA DE REDACCIÓN:
Al parecer, a los derechistas retrógradas de este país, todo les apanica y observen bien como utilizan expresiones simbólicas para cuestionar una candidatura; vemos en la carátula del diario 5 hoces y martillos, esto con claro objetivo de manipular la conciencia de las personas, a aquellos que incluso Mariátegui critica y los llama "electarado".
Lo que refleja en la realidad es la orfandad ideológica y política de la pseudo aristocracia limeña, aquellos condenados por la historia, aquellos a quienes Velasco les dió el puntillazo final (que hasta hoy no se lo perdonan). Vayamos al artículo para mejor prueba.
Doble rasero
Por: Aldo Mariátegui
Le recomiendo a Mariela Balbi que se informe un poco y se atolondre menos (como es su costumbre) antes de salir con que criticar a Villarán es "macartista" (estos caviares cómo se protegen entre ellos...). Somos implacables con el pasado -y el presente- ideológico de Villarán, como seguramente Balbi lo sería con alguien que hubiese sido fascista y ahora colgara propaganda haciendo el saludo romano y llevara neonazis en su lista. O como lo es Balbi con los fujimoristas y apristas, a los que no les perdona una del pasado y no les da ninguna chance de redención, pero con Villarán sí hay que olvidar toda su mochila anterior y encima también la de sus impresentables aliados maoístas. ¡No joda! Que Balbi comente pues ese cartelito de Villarán saludando con el puño en alto cual roja clásica o que lea los antecedentes que publicamos ayer del candidato villaranista Alexander Amaya, un integrante de Patria Roja (PR) y ex presidente departamental del MNI (la fachada electoral de PR) que está siendo procesado por hechos violentos como intentar bloquear pistas con llantas quemadas (aunque la magistrada Margarita Sánchez, del Primer Juzgado Mixto de VES, no parece estar muy interesada en el juicio). Se entiende que rojos irredentos como Lauer, Pedraglio, Manrique o Javier 0.5% Canseco defiendan con entusiasmo a su camarada contempóranea Villarán y tilden de "fujimoristas" o macartistas a quienes la cuestionan para blindarla y caricaturizar críticas (después les jode y lloran cuando se les hace lo mismo), pero se esperaba un poco más de Balbi.
- Converso con un amigo sobre estas próximas elecciones ediles y me confía un dato escalofriante: "Ayer estaba tomando desayuno con mi hijo, un veinteañero que estudia en una conocida universidad que queda en Surco, una relativamente nueva que tiene fama de pitucona y es cara. Nunca hablamos de política, pero se me ocurrió preguntarle por quién iba a votar. Me quedé petrificado cuando me dijo que por la Villarán. Al preguntarle la razón, me contestó que era una tía bacán y que el resto eran unos politiqueros. 'Oye, cojudo', le dije, '¿tú no sabes que ésa es una comunista escondida y no una socialdemócrata moderna, que por eso está rodeada de los maoístas de Patria Roja y los revoltosos antimineros del cura Arana, que no ha gerenciado nada en su vida y que sólo ha propuesto tonteras para la ciudad?'. Dice que su hijo le contestó confundido que no tenía la menor idea de qué cosa era Patria Roja y que en realidad él y toda su universidad iban a votar por ella porque básicamente en la tv la recomendaban, además que querían que se legalice la yerba. Según mi amigo, el drama de esta juventud actual relativamente pudiente es que no leen nada, que les interesa un comino enterarse sobre el pasado y que están sumidos por eso en una mediocridad intelectual espantosa. "Mi hijo es como un gringo típico de EE.UU. Es un capo en su campo profesional, pero un absoluto ignorante en cultura general y muy ingenuo en temas políticos, lo que me avergüenza. No sé qué es peor: que vayan a una universidad tipo la PUCP o la Montoya para que los caviaricen desde el saque o a una de estas privadas modernas para que anden así de ignorantes en cualquier cosa que no sea su carrera. De una u otra manera, igual votarían por ésta".
Ante esto, sólo queda recomendar que los padres pensantes conversen más de política con sus hijos y les proporcionen elementos de juicio para que por lo menos mediten un poco su voto, que sufragar no es un juego cojudo para apoyar "tías bacanes" (ya estoy expresándome como un viejo de antes, pero es lo más sensato).
De otro lado, mi otrora sólida convicción por el voto voluntario ha quedado derrumbada después de observar este fenómeno reciente de que el mayor apoyo a una roja clásica -porque tampoco me vengan con el cuento de que Villarán es una Antanas Mockus, un fenómeno de la política posmoderna- provenga de los sectores supuestamente mejor nutridos, educados e informados.
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