Por: Juan Paredes Castro (El Comercio)
El vaivén político de la semana ha girado casi enteramente alrededor de la suerte parlamentaria futura de Jorge del Castillo.
Es más: el enredo político que lo acompaña continúa. Y la incógnita sobre sus consecuencias, también.
En este escenario, la búsqueda de una respuesta sobre qué va a ser de Mercedes Aráoz, una vez vencidos los plazos que ella misma ha puesto para que Del Castillo presente su hoja de vida limpia de polvo y paja, está condicionada a lo que finalmente determine el secretario general del Apra.
Más que una luz al otro lado del túnel, esto tiene todas las características de un embrollo insalvable.
El propio Alan García, que empujó a Aráoz a la contienda presidencial, cree que hace mejor manteniendo una cuidadosa neutralidad en el tema, que interviniendo en él, más aun en momentos en que cualquier eventual injerencia política del régimen en el proceso electoral está bajo siete lupas.
Si casi nadie está pensando dentro y fuera del Apra en la carga de desgaste acelerado que experimenta la candidatura y la persona de Aráoz, habría que preguntarse si ella es consciente del terreno políticamente minado que pisa y si tiene los detectores bien afinados para sortear cada punto explosivo y seguir marchando sobre la misma ruta.
Si llegado el miércoles 19 Del Castillo no cumple con el requerimiento de hoja de vida limpia, él mismo deberá decidir qué hacer, según declaraciones de Velásquez. Se sobreentiende que este sería el último pacto de Del Castillo con la comisión política del Apra. Velásquez ha dicho también que de renunciar Aráoz no sería reemplazada en la plancha presidencial. Se sobreentiende que el plan B sería, para el caso, la presentación de la sola lista parlamentaria del partido.
Así las cosas, el futuro de Aráoz como candidata del Apra ya no se sostendría en el vaivén de los últimos días, sino que, por los complejos e imprevisibles mecanismos internos del partido, podría entrar en la típica montaña rusa de la incertidumbre, imposibilitando el despegue que todos están esperando.
El Apra hace poco o nada con solo ratificar a Aráoz como candidata, cuando lo que se espera es que sea capaz de crear las condiciones de una rápida definición interna del problema.
El vaivén político de la semana ha girado casi enteramente alrededor de la suerte parlamentaria futura de Jorge del Castillo.
Es más: el enredo político que lo acompaña continúa. Y la incógnita sobre sus consecuencias, también.
En este escenario, la búsqueda de una respuesta sobre qué va a ser de Mercedes Aráoz, una vez vencidos los plazos que ella misma ha puesto para que Del Castillo presente su hoja de vida limpia de polvo y paja, está condicionada a lo que finalmente determine el secretario general del Apra.
Más que una luz al otro lado del túnel, esto tiene todas las características de un embrollo insalvable.
El propio Alan García, que empujó a Aráoz a la contienda presidencial, cree que hace mejor manteniendo una cuidadosa neutralidad en el tema, que interviniendo en él, más aun en momentos en que cualquier eventual injerencia política del régimen en el proceso electoral está bajo siete lupas.
Si casi nadie está pensando dentro y fuera del Apra en la carga de desgaste acelerado que experimenta la candidatura y la persona de Aráoz, habría que preguntarse si ella es consciente del terreno políticamente minado que pisa y si tiene los detectores bien afinados para sortear cada punto explosivo y seguir marchando sobre la misma ruta.
Si llegado el miércoles 19 Del Castillo no cumple con el requerimiento de hoja de vida limpia, él mismo deberá decidir qué hacer, según declaraciones de Velásquez. Se sobreentiende que este sería el último pacto de Del Castillo con la comisión política del Apra. Velásquez ha dicho también que de renunciar Aráoz no sería reemplazada en la plancha presidencial. Se sobreentiende que el plan B sería, para el caso, la presentación de la sola lista parlamentaria del partido.
Así las cosas, el futuro de Aráoz como candidata del Apra ya no se sostendría en el vaivén de los últimos días, sino que, por los complejos e imprevisibles mecanismos internos del partido, podría entrar en la típica montaña rusa de la incertidumbre, imposibilitando el despegue que todos están esperando.
El Apra hace poco o nada con solo ratificar a Aráoz como candidata, cuando lo que se espera es que sea capaz de crear las condiciones de una rápida definición interna del problema.
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