martes, 30 de noviembre de 2010

Té filtrante


POR ALDO MARIÁTEGUI

Por lo visto, estas filtraciones de documentos diplomáticos estadounidenses a través de WikiLeaks van a descolocar completamente a EE.UU. y sus aliados, pues de lo poco que he leído, he hallado pedidos de Arabia Saudita y otros países del Golfo Pérsico para bombardear Irán, un informe donde califican de orate a Chávez y de posible loca a Cristina Kirchner, unos comentarios muy sabrosos sobre Gadaffi, su uso y abuso del bótox y su solaz esparcimiento con su masajista ucraniana y un espionaje intenso a Sarkozy y al líder turco Erdogan. Realmente va a ser muy interesante cuando logremos enterarnos de esos 1,300 cables referentes a nuestro país. Varios colaboradores caviares y algunos espías deben estar temblando por aquí.

Cuando regresé de España en 1993, hice algunos cachuelos en El Comercio y le propuse a la Dirección ir a Moscú a traer todos los expedientes de la KGB referentes al Perú, aprovechando tanto que Yeltsin había abierto dichos archivos como que en Sevilla había conocido a un traductor ruso que conocía mucho del tema y que tenía los contactos necesarios por haber estado muy cerca de esa agencia. Lamentablemente, la iniciativa no prosperó y esos expedientes volvieron a cerrarse, perdiéndose para siempre la oportunidad de enterarnos cómo la Komintern veía a José Carlos Mariátegui, si es que hubo algún apoyo soviético a las guerrillas de los 60, cómo fueron los contratos de las masivas compras de armamento ruso durante el gobierno militar, cuáles fueron las reales condiciones de los polémicos convenios pesqueros con la URSS, cómo se reabrieron las relaciones con Moscú en 1969, cuánto dinero se enviaba desde allá para financiar al moscovita PCP-Unidad, cómo se entrenaban e infiltraban cuadros, cómo operaba Eudocio Ravines y su red, cuál fue la verdad sobre la llegada de esa impresora para la Editorial Humboldt, qué pasó en realidad con el contrabando de armas del buque "Pia Vesta" desde el puesto de Rostock (Alemania del Este) durante el primer alanismo, etc... Una pena, pues por los $10 mil más o menos que salía todo el operativo, nos hubiéramos enterado de miles de cosas. Bueno, eran tiempos en que todo en el Perú era aún muy pobretón y me imagino que $10 mil sonaba a un montón de dinero. Aún se usaban cartas por correo, viajar a Europa era una movida y las llamadas de larga distancia eran carísimas.

Volviendo a WikiLeaks, nada me quita de la cabeza que algún servicio de inteligencia está detrás de esto para vapulear a los yanquis, probablemente los rusos, los iraníes o los chinos. No me como mucho el cuento de que un Robin Hood apellidado Assange ha organizado esto junto a unos chicos maravilla de la internet y algún soploncillo. No, esto tiene pinta de ser una operación muy bien pensada. Ya Assange ha anunciado que pronto va a sacar documentación sobre la banca gringa. Primero Iraq, después las embajadas y a continuación la banca. No, no es obra de un cibernético Llanero Solitario.

Y el mundo sí que ha cambiado. En los tiempos de los halcones Nixon o Johnson (y tal vez Reagan y Bush padre), este Assange hace rato que hubiera sido asesinado, raptado o inutilizado por la CIA. O completamente empapelado por el Departamento de Justicia. Más bien me extraña la cojuda pasividad que han tenido los gringos (y otros servicios de inteligencia aliados) con unas filtraciones que les están haciendo tanto daño. Desde el libro del agente desertor Phillip Age, que reveló tanto sobre la CIA, o la publicación de los "Papeles del Pentágono" por Daniel Elsberg contra la guerra de Vietnam, no salía tanta mugre a la luz.

Pero no hay nada nuevo bajo el sol con este cuento de filtraciones que cambian la historia. Tal vez el más célebre fue el "Telegrama Zimmerman", un cable enviado el 16 de enero de 1917 por el canciller del Káiser al embajador alemán en México dándole instrucciones para que le proponga una alianza militar al gobierno azteca a cambio de la devolución de todos los territorios perdidos con EE.UU. (Texas, California, Arizona, Nuevo México, Nevada, Colorado) en 1848. Todo esto en caso de que EE.UU. entrase a la Primera Guerra Mundial.

Los ingleses interceptaron el cable y lo hicieron reventar en la prensa yanqui. La opinión pública gringa se tornó ultrabelicista y así EE.UU. le declaró la guerra a Alemania el 6 de abril siguiente, lo que determinó el posterior triunfo aliado.

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