martes, 23 de noviembre de 2010

El nuevo contexto de los gobiernos regionales a partir del nuevo sistema electoral regional (I): el balance

En nuestro artículo “Reflexiones sobre el nuevo sistema electoral regional (I): aplausos a la supresión del premio a la mayoría” (12 de abril de 2010), señalamos que, como consecuencia de la importante reforma al sistema electoral regional realizado por el Congreso de la República a través de la Ley N.° 29470 (publicada el 14 de diciembre de 2009), en especial de la separación de la elección del presidente y vicepresidente regionales de la de los consejeros regionales, así como de la supresión de la regla del premio a la mayoría, “el nuevo escenario que tendremos a partir de 2011 será la existencia de muchos presidentes regionales que no sólo no tendrán la mayoría absoluta del consejo regional, sino que, quizá, ni siquiera tengan la primera mayoría simple; ya que es muy posible que alguna otra organización política coloque un mayor número de consejeros.”

Recuérdese que antes de esta reforma, las autoridades regionales (presidente, vicepresidente y consejeros) se elegían en lista única, cerrada y bloqueada, en una única circunscripción electoral regional o departamental. Bajo las nuevas reglas, además de elegirse por separado a los consejeros, la elección de estos se realiza en distritos electorales provinciales. Asimismo, el premio a la mayoría aseguraba al presidente regional tener el control absoluto del consejo, al darle cuando menos la mitad más uno del total de asientos del consejo, a pesar que su votación haya sido, proporcionalmente, mucho menor: es decir, la lista de un presidente regional podía ganar las elecciones con 15%, 20% o 25% de votos válidos, pero siempre se llevaba más del 50% de puestos del consejo.

Las Elecciones Regionales se han realizado el 3 de octubre pasado, habiendo quedado definida en las mismas la conformación de todos los consejos regionales del país. Asimismo, aunque aún está pendiente de realizarse la segunda elección presidencial regional (en todas las regiones donde ninguna fórmula de candidatos a la presidencia regional haya alcanzado cuando menos el 30% de votos válidos), convocada para el próximo 5 de diciembre, ya es posible hacer un balance del impacto de la referida reforma del sistema electoral de las autoridades regionales y confirmar lo que habíamos señalado en abril: que en el nuevo escenario de los gobiernos regionales habrá muchos presidentes regionales (en realidad la mayoría de ellos) que no tendrán la mayoría absoluta del consejo regional, y varios de ellos, incluso, estará en franca desventaja frente a otras organizaciones políticas.

En efecto, conforme detallamos región por región en el anexo al final de este artículo, en 7 de las 15 regiones que ya tienen resultados definitivos (en las que además del consejo regional ya está definida la titularidad de la presidencia regional), los presidentes regionales no tendrán mayoría absoluta en el consejo: Ancash (6 consejeros de 20), Arequipa (3 de 8), Cusco (4 de 16), La Libertad (6 consejeros de 12), Loreto (4 de 9), Moquegua (4 de 9) y Tacna (3 de 7).

Entre las regiones con resultados definitivos, tienen mayoría absoluta en el consejo regional los presidentes de 8 regiones: Apurímac (con 4 consejeros de 7), Cajamarca (10 de 16), Huancavelica (4 de 7), Junín (7 de 11), Piura (7 de 8), San Martín (7 de 12), Ucayali (5 de 9) y El Callao (6 de 7).

Asimismo, en 6 de las 10 regiones en las que aún está pendiente la segunda vuelta, los presidentes regionales no tendrán mayoría absoluta en el consejo, independientemente de cuál sea el resultado de la segunda elección: Amazonas (donde cualquiera que gane sólo tendrá la tercera parte del consejo: 3 de 9), Huánuco (si gana el que quedó primero en primera vuelta sólo tendrá 2 consejeros de 13 y si gana el que quedó segundo tendrá 6), Ica (si gana el primero tendrá 3 consejeros de 9 y si gana el segundo tendrá sólo 1), Madre de Dios (si gana el primero tendrá 2 consejeros de 9 y si gana el segundo tendrá sólo 1), Pasco (igual que en Amazonas, cualquiera que gane tendrá la tercera parte del consejo: 3 de 9) y Tumbes (donde cualquiera que gane sólo tendrá 1 consejero de 7).

Finalmente, en 4 de las regiones en que aún está pendiente la segunda vuelta (Ayacucho, Lambayeque, Lima Provincias y Puno), según cuál de las fórmulas gane dicha elección, dependerá si el futuro presidente regional respectivo tendrá o no mayoría absoluta en el consejo. En todos estos casos, sólo si gana el que quedó primero en la primera vuelta el presidente tendrá mayoría absoluta del consejo; pero si gana el que quedó segundo, el presidente estará en minoría, en tanto el principal grupo de oposición por sí solo tendrá el control absoluto del consejo.

Es decir, en 13 de las 25 regiones ya es definitivo que los presidentes regionales no controlarán por sí solos el consejo regional; existiendo la posibilidad que esa cifra se incremente a 17 según los resultados de la segunda vuelta. En tal sentido, sólo en 8 regiones es definitivo que los presidentes regionales tendrán mayoría absoluta en el consejo; pudiendo incrementarse esa cifra como máximo hasta 12, si en Ayacucho, Lambayeque, Lima Provincias y Puno gana la fórmula que quedó primera el 3 de octubre.

Como vemos, el escenario de la gobernabilidad regional a partir de 2011 será muy distinto al que se desarrolló desde enero de 2003. Frente a este nuevo escenario básicamente hay dos posiciones. Una de estas es la de quienes consideran que el hecho que el presidente regional no tenga mayoría en el consejo podría generar inestabilidad en el gobierno y afectar la gobernabilidad regional (hasta hace un tiempo Fernando Tuesta sostenía esta posición).

La otra postura es la de quienes pensamos que el nuevo contexto, además de devolverle la capacidad fiscalizadora que, por antonomasia, le corresponde a los consejos regionales, posibilitándoles que dejen de ser meras comparsas de los presidentes regionales (quienes, al no tener contrapesos efectivos, terminan muchas veces cediendo a la tentación de convertirse en “señores absolutos” o “caciques” de sus regiones, acostumbrándose a imponer sus decisiones casi sin cuestionamientos); podría ser una gran oportunidad para que en las regiones se empiecen a generar prácticas más democráticas; en que los presidentes regionales sepan que el poder que detentan es limitado, que está sujeto a controles y contrapesos; en que se construya una cultura de diálogo, negociación, concertación, consenso y concesiones mutuas entre las diversas fuerzas políticas, propias del juego democrático, desterrándose la cultura autoritaria de la imposición.

En un próximo artículo profundizaremos más sobre al el nuevo contexto de la gobernabilidad que se avecina en el ámbito de los gobiernos regionales.

*(En "Cuestiones de la Polis" de Carlo Magno Salcedo Cuadros)

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