El 87º aniversario del fallecimiento del fundador y líder del bolchevismo generó una nueva ola de discusiones sobre su entierro. Este tema surge en la sociedad rusa prácticamente todos los años en vísperas de fechas memorables, ligadas al jefe de la revolución de octubre. Esta vez ha sido presentado por diputados a la Duma de Estado por el partido Rusia Unida.
Moscú es la única ciudad europea en cuya plaza central se encuentra el sarcófago con la momia del líder comunista. Después del deceso de Lenin en 1924 su cuerpo fue embalsamado y en la Plaza Roja de la capital fue erigido el Mausoleo abierto al público. Este servía no solo como sepulcro sino también como tribuna desde la que los dirigentes del partido y del gobierno de la URSS recibían paradas.
“Es de todos conocido que el propio Lenin no se pedía que le construyeran algún mausoleo y sus parientes estaban categóricamente en contra de esto. Querían enterrarlo n San Petersburgo, junto a la tumba de su madre.
No es el primer año se habla de que se deba retirar el cuerpo de Lenin del Mausoleo y sepultarlo. No está claro a quien vio a la mente la descabellada idea de no solo guardar el cuerpo muerto sino también exponerlo al público, dice Serguy Kovaliov, presidente de la sociedad rusa “Memorial”.
Hablando con propiedad, había que enterrar al jefe. Una decisión absurda siempre lleva a una continuación absurda de la historia. Y todas estas polémicas desatinadas. Si un hombre fallece, hay que sepultarlo. Hay voluntad, voluntad de sus allegados…
Afiebrados enemigos de ello han sido y siguen siendo los comunistas. Cualesquiera intentos de retirar el cuerpo del Mausoleo, considera el Partido Comunista de la Federación de Rusia, es una aspiración a difamar la época soviética, rehacer la historia, humillar la memoria del jefe y dividir la sociedad rusa. Y no hay duda de que los comunistas perseveren en esta cuestión.
La iglesia ortodoxa rusa tiene su propia postura. El jefe del departamento sinodal, el archipreste Vsevolod Chaplin exhortó a todos los participantes de la discusión a abstenerse de toda acción y declaración que genere en la sociedad “una escisión real”. Pero, según él, “no se puede evitar el hecho de que la actual situación del cuerpo de Lenin, expuesto al público, contradice nuestra tradición cultural, de hecho su cuerpo se ha convertido en un objeto turístico”.
(LA VOZ DE RUSIA)
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