viernes, 30 de julio de 2010

Kósovo: precedente sin precedente


La declaración sobre la proclamación unilateral de la independencia de Kósovo no violó la legislación internacional -ha declarado el presidente del Tribunal Internacional, Hisashi Owada, al anunciar la resolución consultiva de la máxima instancia judicial de la ONU. Tal como reza el veredicto del tribunal, el derecho internacional no prohibe la declaración de la independencia.

La correspondiente solicitud fue presentada en el Tribunal Internacional por la Asamblea General de la ONU aún en octubre de 2008. Ya entonces estaba claro que en el caso se verían enfrentados el derecho internacional y lo que suele llamarse conveniencia política. Es que el caso de Kósovo tiene un carácter sin precedente. Nunca aún en su historia el Tribunal Internacional de la ONU no examinó una cuestión sobre un territorio que declaró su salida de un Estado miembro de la Organización sin el consentimiento de este último. De ahí el gran caldeo de pasiones en torno al veredicto.

Esto también lo han confirmado las audiencias abiertas celebradas en La Haya en diciembre de 2009. Los detractores de la independencia kosovar, a la cabeza con Serbia y Rusia, destacaron las burdas violaciones de las normas del derecho internacional, particularmente el principio de inviolabilidad de las fronteras. Sus opositores - en la persona de las autoridades albanesas de Kósovo, de EEUU y de los principales miembros de la Unión Europea, que ya reconocían la independencia kosovar, hablaban de ella como de un hecho consumado. Y Francia aún entonces dudó de la legitimidad del Tribunal Internacional de la ONU de debatir dicha cuestión que, según París, tenía un carácter exclusivamente político. Pero, dado que las resoluciones en este caso se toman por simple mayoría de votos, está claro que los separatistas albaneses de Kosovo desde un mismo principio podían confiar en el éxito, lo cual, dicho sea de paso, no ocultaban. El ministro de Exteriores del gabinete provincial, Skender Hyseni, ya prometió que el Gobierno está totalmente decidido a tomar el control de las regiones del norte de la provincia, pobladas por serbios.

Cabe recordar que, a diferencia de las resoluciones del propio Tribunal Internacional de la ONU, sus resoluciones consultivas no tienen fuerza vinculante. Al propio tiempo, esto confiere legitimidad a un acto totalmente ilegítimo -estima la balcanista rusa Anna Filimónova: "¿Qué significa esto para los serbios, para los serbios que viven al sur del Ibar? Significa que paulatinamente serán absorbidos. Significa la renuncia a su propia historia secular, a sus inveteradas raíces. Y el factor de la absorción no se limita sólo a eso. Ya existe una amenaza a Serbia del sur y a algunas ciudades de Presevo, Bujanovac y otras. Y, obviamente, se trata de un golpe contra la autoconciencia de los serbios".

Aún es temprano para que las autoridades albanesas de Kosovo festejen la victoria definitiva. La resolución del Tribunal Internacional aún ingresará a examen de la Asamblea General de la ONU en setiembre próximo. El viceprimer ministro de Serbia, Bozidar Djelic, ya advirtió al respecto que su país presentará a los miembros de la ONU un proyecto de resolución "en el que se reflejará el anhelo de encontrar una fórmula de compromiso en todas las cuestiones, incluyendo el estatus de Kosovo, es decir se demandarán nuevas negociaciones entre Belgrado y Pristina.

Además, las conclusiones y especialmente la argumentación de la actual resolución del tribunal rebasan los marcos de Kosovo y de toda la región balcánica. Ellas serán estudiadas atentamente e intepretadas conforme a otros conflictos similares, incluso en el Cáucaso y en otras regiones del espacio postsoviético. O sea que la resolución de hoy no es el fin del "caso kosovar", sino el prólogo de nuevas batallas geopolíticas.

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