Por Radio Francia Internacional.
La rendición de los líderes opositores ante un nuevo ataque del Ejército ha sido desoída por sus seguidores, que han quemado varios edificios, entre ellos la Bolsa y el central World de Bangkok. El Gobierno ha decretado el toque de queda en la capital y en 23 provincias.
Después de que el Ejército asaltara el campamento los ‘camisas rojas’, los líderes opositores se han rendido, pero el caos y los disturbios han invadido la capital de Tailandia: centenares de sus seguidores han desoído su bandera blanca.
El Ejército tailandés ha tomado la ciudad y ha impuesto un toque de queda nocturno para controlar la situación, pero las llamas que brotan de los edificios de la Bolsa y el Central World de Bangkok demuestran que eso será una tarea más complicada que lo que las autoridades tailandesas pensaban a primera hora del miércoles.
El toque de queda se declara en Bangkok y en 23 provincias del país, desde las ocho de la tarde hasta las seis de la mañana, hora local. "Esta noche volverá a ser una nueva noche de sufrimiento", ha amenazado el portavoz del Gobierno, Panitan Wattanayagorn.
Después de que otras cinco personas murieran en el asalto del Ejército tailandés a la fortaleza donde el grupo opositor se resistía a abandonar su protesta, los líderes rojos decidían entregarse a la policía y pedían a sus seguidores que se retiraran. El Ejército llegó a comunicar que la situación se hallaba bajo control.
Un portavoz de los rebeldes, Jatuporn Prompan, fue el encargado de comunicárselo a sus seguidores antes de entregarse: "Os pido disculpas, pero no quiero más pérdidas. Nos rendimos". Estas palabras ponían el epitafio a más de dos meses de resistencia contra el primer ministro Abhisit Vejjajiva.
El Ejército tailandés anunciaba el fin de la ofensiva militar, con la situación “bajo control”. Pero el desenlace de la crisis política y social de Tailandia, que ha dejado 43 muertos y más de 300 heridos en los últimos días, parece lejos de resolverse.
La noche anterior también ha sido tensa. Al mismo tiempo que los ‘camisas rojas’ anunciaban su rendición, miles de manifestantes prendían fuego a un edificio gubernamental al noreste del país.
Entretanto, las tropas tailandesas apoyadas por carros blindados se abrían paso entre las barricadas de los manifestantes y avanzaban hacia el epicentro del campamento de los ‘camisas rojas’ en el corazón comercial de Bangkok para tomarlo definitivamente. Un último asalto que le costaría la vida a un periodista italiano que cubría el conflicto.
Un periodista italiano ha fallecido
El reportero fue alcanzando en el abdomen por una bala. También otro periodista, de nacionalidad holandesa, fue víctima de disparos aunque su vida no corre peligro. “Me han disparado por detrás, en el hombro. Es sólo una herida ligera", indicó Michel Maas, periodista de la televisión pública holandesa, basada en Jakarta.
La situación en Tailandia tiene encendidas todas las alarmas en la ONU. Ayer, martes, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navi Pillay, hacia un llamamiento a la calma pidiendo a los contendientes que dejarán de lado su “orgullo” por el bien del país.
El conflicto queda pues en punto muerto. El Ejecutivo de Vejjajiva no ha aclarado si mantendrá su promesa inicial de convocar elecciones en noviembre y algunos de los manifestantes se negaban a abandonar las calles. A estas horas el centro de Bangkok parece todavía un escenario de guerra.
Los manifestantes rebeldes han permanecido acampados desde hace más de seis semanas en el epicentro del principal sector financiero de la capital Bangkok. Defienden al depuesto primer ministro, Thaksin Shinawatra, al que el Gobierno considera que es la mano que maneja los hilos de las revueltas. Del “terrorismo rojo”, como ha sido definido el movimiento opositor por Vejjajiva.
Después de que el Ejército asaltara el campamento los ‘camisas rojas’, los líderes opositores se han rendido, pero el caos y los disturbios han invadido la capital de Tailandia: centenares de sus seguidores han desoído su bandera blanca.
El Ejército tailandés ha tomado la ciudad y ha impuesto un toque de queda nocturno para controlar la situación, pero las llamas que brotan de los edificios de la Bolsa y el Central World de Bangkok demuestran que eso será una tarea más complicada que lo que las autoridades tailandesas pensaban a primera hora del miércoles.
El toque de queda se declara en Bangkok y en 23 provincias del país, desde las ocho de la tarde hasta las seis de la mañana, hora local. "Esta noche volverá a ser una nueva noche de sufrimiento", ha amenazado el portavoz del Gobierno, Panitan Wattanayagorn.
Después de que otras cinco personas murieran en el asalto del Ejército tailandés a la fortaleza donde el grupo opositor se resistía a abandonar su protesta, los líderes rojos decidían entregarse a la policía y pedían a sus seguidores que se retiraran. El Ejército llegó a comunicar que la situación se hallaba bajo control.
Un portavoz de los rebeldes, Jatuporn Prompan, fue el encargado de comunicárselo a sus seguidores antes de entregarse: "Os pido disculpas, pero no quiero más pérdidas. Nos rendimos". Estas palabras ponían el epitafio a más de dos meses de resistencia contra el primer ministro Abhisit Vejjajiva.
El Ejército tailandés anunciaba el fin de la ofensiva militar, con la situación “bajo control”. Pero el desenlace de la crisis política y social de Tailandia, que ha dejado 43 muertos y más de 300 heridos en los últimos días, parece lejos de resolverse.
La noche anterior también ha sido tensa. Al mismo tiempo que los ‘camisas rojas’ anunciaban su rendición, miles de manifestantes prendían fuego a un edificio gubernamental al noreste del país.
Entretanto, las tropas tailandesas apoyadas por carros blindados se abrían paso entre las barricadas de los manifestantes y avanzaban hacia el epicentro del campamento de los ‘camisas rojas’ en el corazón comercial de Bangkok para tomarlo definitivamente. Un último asalto que le costaría la vida a un periodista italiano que cubría el conflicto.
Un periodista italiano ha fallecido
El reportero fue alcanzando en el abdomen por una bala. También otro periodista, de nacionalidad holandesa, fue víctima de disparos aunque su vida no corre peligro. “Me han disparado por detrás, en el hombro. Es sólo una herida ligera", indicó Michel Maas, periodista de la televisión pública holandesa, basada en Jakarta.
La situación en Tailandia tiene encendidas todas las alarmas en la ONU. Ayer, martes, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navi Pillay, hacia un llamamiento a la calma pidiendo a los contendientes que dejarán de lado su “orgullo” por el bien del país.
El conflicto queda pues en punto muerto. El Ejecutivo de Vejjajiva no ha aclarado si mantendrá su promesa inicial de convocar elecciones en noviembre y algunos de los manifestantes se negaban a abandonar las calles. A estas horas el centro de Bangkok parece todavía un escenario de guerra.
Los manifestantes rebeldes han permanecido acampados desde hace más de seis semanas en el epicentro del principal sector financiero de la capital Bangkok. Defienden al depuesto primer ministro, Thaksin Shinawatra, al que el Gobierno considera que es la mano que maneja los hilos de las revueltas. Del “terrorismo rojo”, como ha sido definido el movimiento opositor por Vejjajiva.
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