Por: Luis Torres Montero
Dr. Alan García Pérez, Presidente de la República. Como Ud. sabe muy bien, “La Teta Asustada” ha sido nominada para obtener el Óscar, y al respecto, usted, su señoría prístina, eminencia del Critic´s Choice del interés supino ha felicitado convenidamente a su directora Claudia Llosa, por dicho logro nacional. Lo que no sabe es que la compatriota necesita más financiamiento para su próxima película, así que le planteo privatizar el filme en mención, teniendo en consideración el punto de vista turístico, ese que todo tecnócrata alude en crítica amanecida –por ejemplo, el Sr. Rolando Arellano, un empresario reconocido por sus estrategias de marketing, acaba de escribir en su blog un post alentador, el mismo que es musa acéfala generadora de esta carta; el escrito nació de la movida de su estómago, digna de un traficante de huacos robados al enterarse que la policía de la inteligencia está tocándole el hombro-; yo, después de consultar las últimas críticas de la célebre revista “Cahiers du cinéma”, y afinándolas con un catálogo de viajes a la Isla de la Fantasía ‘peruvian dream’ con fuga de aguafiestas per se –incluye bonus track: la versión envidiosa y derrotista de los que analizan, en una escultura femenina de Botero, la grasa sobrante de la mujer latinoamericana que no le da la regalada gana de entrar al gym-; con ese mismo raciocinio, privaticemos ya, la “Teta Asustada”, por favor, es el momento; a los Chilenos, damos, a subasta y con el precio más bajo, como siempre, el talento de Magaly Solier ¡un mes de rodaje en tierras mapochas! –sólo ese tiempo, no sea mal acostumbrado regalón, Sr. Presidente–, y que nos den, por ello, pues, la quinta parte de lo que gastan en armas.
Privaticemos la mente reconciliadora de Claudia Llosa –porque no tiene la culpa de que los acomplejados se sientan más acomplejados por su condición de peruanos con el espejo de su misma mierda, sobre todo-; dejemos a Claudita en el Brasil; allá sí saben de cine y realidad, movimientos y vanguardias y autores. Clic. Finalmente, Sr. Presidente, puede dar un destino feliz al descuidado Manchay, al rellenar su tierra, imponente de arenal y piedras, con unas alentadoras texturas verdosas, como una Cajamarca reloaded. El país elegido es un Jamaica ideal; harta yerba, Sr. Presidente, pero de la buena para esos zánganos del subsuelo. Que por un microsegundo se sientan peruanos universales será el gran faenón. Atte, desde la caja de juguetes de Federico Dantón, “El Gato PoP”.
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