miércoles, 23 de febrero de 2011

Rusia no acepta presiones en la situación de los países árabes


Los problemas políticos internos que apremian a los paìses árabes deben solucionarse por vía pacífica, a través de un diálogo nacional con una actitud responsable de todas las fuerzas políticas, declaró el jefe de la Cancillería de Rusia Serguei Lavrov el 23 de febrero en una conversación telefónica con el secretario general de la Liga de Estados árabes Amr Moussa.

Desde el principio de los acontecimientos que se extendieron a los países árabes, Moscú viene propiciando una actitud quieta y equilibrada hacia las protestas de masas populares que se han levantado en esta región. La posición de Rusia parte de que ciertas sugerencias provenientes de afuera difícilmente puedan resultar provechosas y conducir a un arreglo de la situación a largo plazo. Y menos aún, si estos consejos adquieren un carácter de ultimátumes. La actitud de Moscú frente a la situación en el Norte de Africa y Cercano Oriente es diferente en este aspecto de la posición de UE y EE.UU. Como expresó Serguei Lavrov, las revoluciones significan siempre un derramamiento de sangre y desórden que detienen el desarrollo de todos los países.

Para la comunidad internacional, para los actores externos en contexto de lo que acontece en Cercano Oriente y en una región más amplia, lo más importante es no intervenir en esta situación con sugerencias que a veces aquieren un carácter radical. Estamos convencidos de lo contraproducente que resulta llamar a provocar revoluciones. Aquí, en Rusia, hemos sobrevivido más de una revolución, nos basta. Creemos que tampoco vale la pena de arrastrar a otros. Estamos convencidos de que es contraproducente reclamar a “apretar las tuercas” o tomar parte de uno u otro. La clave de la solución de cualquier problema en esta y otras regiones radica en que la comunidad internacional estimule a todas las partes en cada situación concreta de crisis a establecer un diálogo y buscar acuerdos mutuamente aceptables.

En Moscú se cree que el mundo árabe está viviendo un período de transformaciones largas y profundas. Esto, a su vez, produce cuestionamientos en las relaciones entre distintas civilizaciones. Sobre todo, son el régimen de no proliferación de armas de exterminio en masa, la lucha contra el terrorismo internacional y el narcotráfico. Por lo tanto, es importante que todos los procesos que se produzcan en el mundo árabe, se canalicen exclusivamente en el marco de derecho, sin uso de fuerza contra la población civil. De otro modo, como destacó el presidente de Rusia Dmitry Medvedev en la última reunión del Comité Antiterrorista Nacional, sería un incendio para muchas décadas en adelante y una propagación mayor del extremismo.

Entre tanto, según informan las agencias telegráficas mundiales, la red terrorista internacional “Al Kaida” ya proclamó un emirato islámico en el territorio de la ciudad de Derna al este de Libia, hundida en acciones de protesta popular, exigiendo la dimisión de Muamar Kadhafi. Lo fundamental para la diplomacia rusa frente a la situación presente es garantizar la seguridad de los ciudadados rusos que se encuentran en Cercano Oriente y Africa del Norte. Lo comprueba la evacuación tranquila y bien organizada de asesores rusos, así como bielorrusos en Libia en aviones del ministerio de emergencias. Son centenares de personas que han logrado escapar de un país que está hundido en caos y desórden.

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